
La segunda presentación del Xeneize en el torneo dejó mucha tela para cortar. Ganó, eso es cierto, pero queda claro que le falta un abismo a Boca para ser un equipo. Ese abismo va a tener que achicarse en una semana, porque jugando así, lo más probable es que se pierdan más puntos que los que se ganen. Esa jugada aislada entre García y Mouche fue la única diferencia en el partido.
Claro que hay cosas por destacar en un partido chato y sin demasiado juego. Javier García ganó en confianza. Durante la primera parte, el 1 supo sostener el partido en el momento más complicado para un Xeneize perdido, que no tenía la pelota. Ese
Ahora bien, analizando el juego, las cosas cambian rotundamente. Sin la magia del 10, las situaciones de peligro fueron muchas menos que en el partido anterior. Riquelme es el alma de Boca en ataque y queda claro todo lo que se pierde sin la claridad de su juego, sin sus pases en profundidad. Boca ganó, pero dejó mucho que desear en la elaboración. La faceta defensiva también estuvo floja, un Clemente nervioso esuvo al borde de la expulsión, Caruzzo e Insau.alde se mostraron falencias en el juego aéreo y Monzón no fue determinante en el desarrollo.
El próximo partido de Falcioni es ante All Boys en casa. El cuerpo técnico tiene una semana para que el equipo funcione medianamente de buena manera. Si hay algo que está claro es que el Xeneize tiene que mejorar y en los pies de Román está la respuesta. Esperemos que se terminen los individualismos en Boca y se deje de pensar en las próximas elecciones, para poder trabajar en el presente, ya que todavía se está a tiempo de mejorar y pelear arriba.