sábado, 24 de julio de 2010

El Balance de la Gira

Muchas veces nos preguntamos para qué sirven estas giras por el exterior y en lugares inhóspitos del mundo, en donde el fútbol ocupa el tercer o cuarto lugar en importancia dentro de los deportes. Pero Boca muestra una vez más que trasciende cualquier tipo de frontera cultural e ideológica. Si bien el Rugby sigue siendo la madre del deporte en Australia y Nueva Zelanda, Boca generó un impacto importante en Oceanía.

El Xeneize visitó por primera vez estas tierras y es imposible no hacer un balance desde el lugar de periodista. ¿Le sirvió?, ¿lo sentirá más adelante en el campeonato?, ¿cómo estará Borghi después de tanto avión? Desde mi lugar voy a tratar de responder a todos estos interrogantes.

Me parece que la palabra balance refiere a eso. A poner lo positivo y lo negativo en un lugar (papel, pizarrón o la propia cabeza) y colocar en una especie de balance contable los saldos favorables y las deudas. Vamos a empezar por lo malo, para que lo lindo legue al final.

Lo negativo de la gira es el roce en el que entró el equipo. En los dos partidos en Oceanía, en este sentido dejo afuera el amistoso con Palmeiras en Brasil, los jugadores entraron en un roce complicado, que en el torneo local hubiesen terminado en muchas tarjetas rojas. En el primer partido, hasta un jugador respetuoso y tranquilo como Cristian Erbes, participó de la escaramuza y después claro, los “guapos” salieron a “defender al pibe”. Hasta Viatri colocó un golpe al mejor estilo Tyson. En el partido ante Wellington en Nueva Zelanda pasó algo similar, los jugadores entraron en el juego brusco y Christian Cellay vio la roja por primera vez en apenas tres partidos. A Cellay hay que explicarle que ser “guapo” es otra cosa y no hacerse expulsar en un amistoso cuyo único valor es moverse y empezar a jugar en equipo.

Aquí es donde más tiene que trabajar Claudio Borghi. El temperamento es un aspecto positivo de un futbolista, pero la pelea es lo que le hace a un futbolista pasar la línea y quedar fuera de Boca.

Sin dudas el mayor aspecto positivo es la convivencia. Los jugadores conocieron a todos los integrantes del cuerpo técnico (son siete) y las incorporaciones convivieron con sus nuevos compañeros. Solamente dos medios fueron a cubrir la gira por Oceanía, por lo cual la presión de la prensa era mínima para tratarse de Boca Juniors. Aún mejor es saber que los jugadores aceptan a Borghi con los brazos abiertos, tanto los titulares como los suplentes. Ese valor “bianchista” es como la tarjeta; no tiene precio.

La aceptación del esquema es otro de los puntos a destacar. Caruzzo es un gran líbero, por lo que le vimos anteriormente, y ya conoce al cuerpo técnico. Cellay entendió a la perfección la posición de líbero y la de stopper, se desempeñó en las dos. Insaurralde cumplió, aunque se espera un poco más de uno de los mejores defensores de la Argentina. Estos jugadores nuevos, sumados al arquero Lucchetti y al resto, entendieron la idea del DT, que sabe muy bien cómo llegarle a un grupo.

No me quiero olvidar de la cantera. En un campeonato pasado en donde la primera llena de figuras hizo agua, la reserva se quedó con el título contando con jugadores que hoy alimentan, en silencio, a la primera división. Sergio Araujo y Nicolás Blandi piden pista detrás de Palermo, Mouche y Viatri. Otros quieren seguir sumando, como Colazo y Erbes. Algunos se quedaron en Argentina pero juegan muy bien, como son Alan Pérez y Gastón Rossi, entre otros.

En definitiva, las giras que hace Boca antes de la temporada oficial sirven, no solamente para recaudar, sino también para tener una convivencia entre los jugadores antes del torneo y mostrar valores que en el futuro serán, por qué no, los Riquelme, Palermo, Battaglia, que disfrutamos hoy en día.

1 comentario:

Cocky dijo...

Muy buena nota Rodri.