miércoles, 7 de marzo de 2007

Rodrigo Palacio



Construyendo su Palacio


Veloces como sus piernas llegaron los éxitos, las consagraciones y los títulos para Rodrigo Palacio de 24 años, que no supo hacer otra cosa que cosechar alegrías en su vitrina personal desde la llegada al club de la ribera. Pero claro está que este joven que participó en el Mundial del año pasado disputado en Alemania, no nació el día que llegó al club más grande del fútbol argentino, sino que hay una historia familiar y profesional que hace de este bahiense el nuevo ídolo xeneize.
Aunque con habilidad y suerte dispares, la herencia de Rodrigo viene de su padre Juan Ramón Palacio, quien supo ser una importante pieza en el elenco de Olimpo de Bahía Blanca allá por la década del 80, cuando el club más importante de la ciudad veía solo como un sueño la llegada a la Primera División del fútbol argentino. Claro que diferentes vaivenes en la relación de Juan Ramón y el club hicieron imposible que el niño prodigio de la ciudad vistiera esa camiseta, por lo cual el primer paso dentro del fútbol comenzó a sus cortos 8 años de edad en el club regional Bella Vista, donde además de seguir los consejos de su padre (figura siempre presente) seguía los brindados por Ernesto Ancán, quien le daba indicaciones cuando el pequeño Rodrigo vestía la número 5 en la espalda, tal vez en referencia a su día de nacimiento el 5 de febrero de 1982. Los primeros pasos ya estaban dados...

Adiós Bahía

Con tan sólo 12 años Rodrigo Palacio debía madurar de golpe para dar un gran paso. En Tres Arroyos lo estaba esperando el Huracán de dicha ciudad, lugar donde Juan Ramón también había dejado su sello. Difícil partida dejando a su padre, a su madre Isabel y a sus tres hermanos en su ciudad natal. El "Pala", como lo llamaban en Bahía se había ido en busca de su futuro, en busca de la Primera.
Esta etapa que ocupa más de 8 años en la vida del jugador, es donde se produjo un verdadero crecimiento que le permitió madurar mental y futbolísticamente para afrontar todo lo que trae aparejado empezar a dedicarse de lleno a un sueño; el de ser futbolista.
Tras su debut profesional y una importante cantidad de grandes actuaciones, Rodrigo emprende un viaje junto a su representante hacia Europa, más precisamente a España. Ya en el 2003 comenzó a probarse en la filial del club de Primera División Betis, además estuvo cerca del Racing de Santander y el Alavés, clubes que fluctúan entre la primera y la segunda división del fútbol de la madre patria.
Comienzos del 2004, período de quiebre para el jugador, cuando un llamado desde la Argentina y más precisamente del Banfield de Julio César Falcioni lo hace retornar a sus afectos y a su país, donde todavía tenía mucho que demostrar. Aquí Palacio comenzó a notar los privilegios de ser un jugador de Primera, la idea era aprovechar la oportunidad, y así lo hizo.

La fama golpea la puerta

El primer campeonato en Banfield fue sencillamente espectacular. 11 goles en la temporada lo pusieron en el lugar de goleador del que tanto reniega, ya que se considera simplemente un "buen acompañante de área", claro que la buena racha le dura hasta estos días. Antes del segundo torneo en el taladro, los rumores de su paso a Europa vuelven y con mucha fuerza, así como los coros para llevar al pibe de la trenzita a la Selección Nacional, pero todavía falta para eso. Se afianzó como delantero titular inmediatamente y colaboró con que Banfield acaricie la gloria cuando llevó al club del sur a disputar hasta el último minuto los cuartos de final de la Copa Libertadores de América contra el poderoso River Plate, que se terminaría clasificando agónicamente para encontrarse con Boca en semis y despedirse de la competencia.
Los diarios y las revistas comenzaron a hablar de este jugador, y los elogios llegaban por doquier, pero el pibe de Bahía no se marea, sigue haciendo la misma vida de siempre (todavía puede) y sigue caminando por la calle sin que lo molesten demasiado. Su viejo compañero de fórmula en el ataque presagia un futuro espectacular para el jugador, Eduardo Bustos Montoya, lo definió con total exactitud sosteniendo que: "Tiene precisión en velocidad. No hay muchos jugadores de sus características en el fútbol argentino, tipos que vayan por afuera, bien abiertos, como los viejos ‘wines’. Allí está su fuerte: Rodrigo se tira sobre alguno de los dos costados, pica y te mata. Desborde y centro. Yo iba por adentro y esperaba su pase. Sumale que llega al gol. Completito, ¿no?". Rodrigo sigue siendo el "Pala", aquel que jugaba en Bella Vista, el apoyo de su familia se siente a cada paso y el éxito conseguido hasta ese momento lo disfrutaba como un chico que cumplía su sueño.
Ídolo en el taladro, tan solo jugó un campeonato más ya que un grande puso el ojo y compró el 50% del pase, ese grande era Boca Juniors, quien disfrutaría de su juego a partir de diciembre de ese año.

La explosión

Ya en el 2005 (parecen 20 años de carrera), y con casi 23 años cumplidos, Rodrigo Palacio comenzaba a recorrer y a pelear su lugar en uno de los clubes más importantes del mundo. Su tranquilidad lo llevaba a puertos impensados para el jugador. Extrañamente debutaba en el club en un partido por el Torneo Clausura frente a Olimpo de Bahía Blanca, paradoja para nada despreciable teniendo en cuenta el pasado de su padre en esa institución. El "Chino" Benítez, entrenador del equipo por ese entonces, empezaba a aprovechar y a disfrutar junto a la gente del ex Banfield. Los constantes cambios en la vida del jugador eran realmente vertiginosos, debía asimilar fama, dinero, renombre y respeto en apenas poco más de un año, pero Rodrigo nunca cambió.
Con un arranque tibio y mirando los partidos desde el banco, el bahiense esperaba su chance. Hay un partido clave en la vida de Palacio en Boca, era frente a Argentinos Juniors en la mismísima Bombonera. Promediaba el segundo tiempo y los xeneizes se alejaban de la punta y del torneo Apertura con el 0 a 0, pero el ingreso por el histórico Barros Schelotto le trajo un gol, el triunfo aquella tarde y la condición de delantero titular del equipo, que aún hoy mantiene de manera muy merecida relegando al gran ídolo boquense. En poco más de 7 meses ya se ganó su lugar en el primer equipo.
A partir de este momento el nivel de Palacio fue en constante ascenso, quizás por el miedo de perder el lugar en el equipo teniendo semejante ídolo detrás. Goles, desbordes y pases gol hicieron de este pibe sencillo de Bahía la pieza clave para obtener la triple corona del 2005 conformada por el Torneo Apertura, la Recopa Sudamericana y la Copa Sudamericana, así como el Torneo Apertura en el presente año, permitiendo junto al equipo que Alfio Basile, técnico de Boca, logre todos los campeonatos disputados desde que se hizo cargo de la dirección técnica.
Hoy Rodrigo Palacio presenta un excelente nivel en Boca Juniors y esperemos solamente que los monstruos de Europa nos dejen disfrutarlo un ratito más por estos pagos. Lo claro es que este jugador ya es una gran realidad del fútbol argentino, no sólo en Boca, sino también en la Selección Argentina.

Un capítulo aparte

La Selección Argentina es el sueño de todos los jugadores de fútbol: los buenos, los malos, los de Primera, los del ascenso, los de Europa; todos quieren sentir la sensación de llevar la celeste y blanca a lo más alto, sin importar que se trate de juveniles o mayores, lo importante es llegar a usarla, llegar a lo más alto del fútbol, y Palacio lo logró, también cumplió ese sueño.
Su debut se produjo directamente en la mayor, la escalera parece no tener último escalón en la vida del delantero. Un llamado al club luego de una excursión xeneize frente al Cuenca ecuatoriano por la Libertadores, lo informaba de la posibilidad de formar parte del plantel argentino en un amistoso frente a México, el 1 a 1 lo dejaba contento tras formar parte del gol albiceleste mediante una asistencia. Pero esto no quedaría ahí, se venía el debut oficial.
26 de marzo inolvidable para "Pala", convocatoria de por medio se subía al avión para ir a la difícil altura de La Paz, la consigna era conseguir los tres puntos, y así lo haría. Con apenas 4 minutos en cancha, el orgullo de la familia Palacio se acercaba a Alemania 2006 haciendo historia en el "tenebroso" estadio boliviano. Este fue el primer paso que lo llevaría a ser uno de los pocos futbolistas representantes de la Selección Argentina que no había pasado por los juveniles de José Néstor Pekerman, entrenador nacional.
De esta manera, sin que nadie le regale nada, Rodrigo se codeaba con figuras mundiales consagradas como Ayala, Riquelme y Tévez, entre otros. El mundial lo vería actuar en el primer partido del campeonato contra los africanos de Costa de Marfil durante poco más de 15 minutos. Algo más para agregar al currículum, y es nada menos que un mundial y en Europa.
De ahora más el pibe de Bella Vista debe reafirmar lo conseguido. ¿ Habrá techo para Rodrigo Palacio, o nos seguirá sorprendiendo?, ¿Estará su futuro en Europa o Boca es su hogar definitivo?. Son preguntas que solo el tiempo puede responder. Por ahora nos queda disfrutar de su juego y admirar su comportamiento como profesional, frente a la prensa y principalmente frente a los chicos que lo visitan en cada entrenamiento, entendiendo que son estas personas anónimas las que convierten a los fenómenos como Rodrigo Palacio en ídolos, soñando con que algún día puedan llegar tan lejos como él.

No hay comentarios: